El 1 de febrero pasado, los militares depusieron del cargo a la presidenta Aung San Suu Kyi. El golpe militar ha sido rechazado por la población civil y condenado mundialmente por la represión a la protestas. Foto: AFP


Los militares golpistas birmanos han suspendido de empleo y sueldo a más de 8.000 profesores del país por su negativa a dar clase y sumarse en su lugar junto a sus estudiantes a las protestas contra el golpe de Estado que propinó el Ejército del país el 1 de febrero.

La Federación de Profesores de Birmania estima en 8.250 el número de sancionados; empleados en 33 colegios, institutos y universidades del país.

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La junta militar birmana había decidido redoblar sus esfuerzos para abrir las escuelas del país en un momento crítico entre la pandemia y las manifestaciones contra el Ejército tras el golpe de Estado.
Hemos intentado reabrir las escuelas pero hay gente que quiere destruir esta iniciativa, al obligar a los estudiantes a que no vayan a los colegios. Es una lástima". Kaung Htet San, responsable de información de la junta militar.

Más de un 70 por ciento de los profesores del país --al igual que otros participantes de grupos de la sociedad civil, como los médicos-- se han sumado al movimiento nacional de protesta contra los militares, que intentan convencerles de que la educación es esencial y su trabajo debería estar disociado de estas protestas.

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Por su parte, un profesor de la universidad de Mawlamyine se declaró orgulloso de haber recibido la sanción. "No me entristece perder el trabajo. Lo recuperaré cuando ganemos", afirma a DPA. "El hecho de que haya tanta gente en la lista debería avergonzar a los militares", añade.

Civiles rechazan desde febrero el golpe militar en la nación del sudeste asiático. Foto: AFP